lunes, 18 de junio de 2007

CELEBRACIÓN 2º ANIVERSARIO DE LA INAGURACIÓN DEL MONOLITO EN PTO.REAL POR LOS FUSILADOS



‘Asociación por la Memoria Histórica Social y Política de Puerto Real’ celebró el domingo 17 de junio el segundo aniversario de la inauguración del monolito dedicado a quienes fueron fusilados en 1936 por los golpistas y sus sicarios fascistas en Puerto Real a causa de su militancia anarquista, republicana o masónica; o simplemente por haber sido interventores o apoderados de un partido político de izquierdas, o por ser ‘acusado’ de simpatizar con esos ideales. Aunque en muchísimos casos, verdaderos motivos de esas ‘terribles’ imputaciones fueron la envidia e incluso un simple pretexto para arrebatar el patrimonio a sus legítimos propietarios.


Alrededor de 300 personas se dieron cita en el Cementerio de Puerto Real atendiendo a la convocatoria que hizo la Asociación ‘Memoria Histórica Social y Política de Puerto Real’ para homenajear a los puertorrealeños fusilados en Puerto Real en 1936 de mano de los golpistas y fascistas que se alzaron contra el legítimo y legal régimen democrático republicano. Pero también a quienes padecieron expolios de mano de los asesinos falangistas, prisión, trabajos forzados, internamientos en campos de concentración (tanto dentro como fuera de nuestras fronteras) y exilio.

El acto comenzó con la lectura de un manifiesto de boca de Francisco Aragón Garcés, portavoz de la Asociación y secretario de organización de CNT-Puerto Real. En él se hizo alusión a quienes fueron “vilmente asesinados hace algo más de 70 años” por los ejecutores del régimen franquista. Al terror sistemático y al posterior silencio absoluto en torno a la cruel represión colaboraron, según leyó Aragón, los terratenientes aliados con la alta burguesía, así como una Iglesia católica que no quería perder sus privilegios ni su poder ideológico”. Y también como consecuencia, esos poderes fácticos actuaron “silenciando vidas; silenciando la cultura; silenciando la democracia; silenciando las ideas; silenciando la actividad sindical, política y social; silenciando la libertad y borrando de la memoria colectiva la esperanza revolucionaria de todas estas personas que dieron su vida por un mundo mejor”. Sin embargo, ese objetivo de “masacrar y exterminar” las ideas no lo lograron, “porque la semilla de la libertad no pudo ser segada gracias a la actividad de hombres y mujeres que siguieron y siguen comprometidos en la defensa de estos valores, tomando el relevo de quienes fueron injustamente ejecutados y represaliados, relevo del que formamos parte todos quienes estamos en este acto”. Finalizó su alocución Francisco Aragón animando a que este tipo de homenajes fuese “obligatorio para todos nosotros” y deseando que se repitiera en los años venideros.