CAMPAÑA POR LA ABSTENCIÓN ACTIVA
¿Con que argumentos te piden los
partidos políticos que les votes?.
En primer lugar, necesitan tu voto
para desarrollar su programa electoral, como si fuera un contrato con
los electores que lo firman con su voto. Ya se sabe, quien firma,
pierde. Especialmente en este caso, pues no se trata de un contrato,
sino de un cheque en blanco.
Hay dos tipos de programa
electoral; el partido en el gobierno promete cosas que no ha hecho;
los de la oposición prometen cosas que no saben si pueden hacer. En
realidad, nada de nada, porque los programas políticos sólo están
hechos para atraer al elector, como la zanahoria colgando del palo
con la que se hace andar al borrico.
Un segundo argumento para pedir el
voto es responsabilizarnos de lo que pueda pasar si nos abstenemos.
En la antigua Grecia llamaban idiota (del griego idios, privado, uno
mismo) al ciudadano egoísta que no se preocupaba de los asuntos
públicos. Pero es precisamente al votar cuando te desentiendes de
los asuntos públicos al ponerlos en manos de una élite que no rinde
cuentas, en muchos casos ni ante Hacienda. Vota, idiota.
El tercer argumento es el miedo,
asustar al electorado con la llegada de los enemigos políticos. ¿Qué
prefieres, arsénico, o estricnina?. Optar por el mal menor es optar
por el mal. Si la democracia la tienen secuestrada los partidos
políticos, que designan los candidatos a dedo y los presentan en
listas cerradas donde el único criterio es el amiguismo, con estos
malos amigos ¿qué más enemigos políticos quieres?
Y eso nos lleva al cuarto y más
reciente argumento, la necesidad de regenerar la política desde
dentro. Desde dentro ellos, los "mejor preparados", pues al
votante se le ofrece más de lo mismo, quedarse fuera tras delegar en
otros para resolver tus asuntos por ti.
Desde pequeños se nos educa en la
delegación, mediante la religión que nos pone en manos de dioses
inexistentes, mediante la educación patriarcal que nos inculca el
respeto a la autoridad, y mediante la propaganda de los medios de
comunicación que nos hace creer que no somos válidos para resolver
nuestros asuntos, pues son tan complicados que solo los comprenden
los "mejor preparados".
Y por eso saltan a la
palestra eruditos de la política y caras nuevas cuyo único mérito
es no haberse corrompido aún, y que atesoran un sinnúmero de
recetas de alta cocina política; crear círculos participativos
teledirigidos por una cúpula endogámica, tocar el IVA por aquí y
por allí para que pagues menos por el transporte pero más por el
pan y la leche, apelar al patriotismo y la decencia y, en definitiva,
desmovilizar a los descontentos. ¿Para qué movilizarse, pudiendo
votar y esperar sentados a ver por donde sale esto?. De ilusión
también se vive, y así llevamos desde 1978, esperando como unos
ilusos mientras el paro, la precariedad, la carestía de la vida y la
estafa inmobiliaria en el acceso a la vivienda se empecinan en
demostrarnos que la política no nos resuelve nada.
¿Porque
debemos abstenernos?
Porque no podemos esperar más a que nos
arreglen la vida. La situación social de los trabajadores es
inaguantable en el mundo entero. El paro, el crimen y la guerra
imperan, mientras los políticas siguen vendiendo la moto del
desarrollo económico, es decir, aumentar la explotación del medio
ambiente hasta que todos seamos ricos, y por eso mismo prohiben tocar
la riqueza acumulada ante nuestras narices por los poderosos.
Ni
la hipocresía de la izquierda ni el cinismo de la derecha deben
engatusarnos. Los términos izquierda y derecha provienen del
parlamento, y por tanto forman parte del mismo tinglado, el tinglado
que debemos desmontar, pues forma parte del problema, no de solución.
la única solución para construir una sociedad social y
ecológicamente viable es el reparto del empleo y de la riqueza, y la
forma de conseguirlo no es ningún secreto.
Todo el mundo sabe
que si no abordas los problemas, los problemas te abordan a ti. Sólo
la auto-organización y la lucha diaria sin líderes ni jerarquías
nos permite construir espacios de libertad. En palabras de Durruti,
el que se quede en su casa y no vaya a votar, no será mejor que el
que vote y después se vaya a su casa. Lo importante es actuar, y el
movimiento se demuestra andando. Por eso hay que movilizarse antes,
durante y después de las elecciones. La abstención activa es la
única respuesta, y consiste en no votar y en algo más; UNIÓN,
ACCIÓN, AUTOGESTIÓN.
Sindicato de Oficios Varios de Cádiz CNT-AIT