Al menos 372 personas han sido detenidas y 50 -18 de ellos policías- han resultado heridas en las protestas que han tenido lugar en Santiago de Chile contra la política neoliberal del Gobierno de Michelle Bachelet.
Si bien por la mañana la manifestación ha estado caracterizada por la actitud pacífica de sus asistentes, según avanzaba la jornada la situación se ha recrudecido. Grupos de encapuchados lanzaron bombas incendiarias contra los policías.
Los conflictos se originaron porque el Gobierno previamente no había autorizado las marchas. Un hecho que provocó las quejas la vicepresidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) , que acusó al Gobierno de haber generado un clima de conflicto al impedir las marchas.
Las fuerzas policiales impidieron el avance de los manifestantes con gases lacrimógenos y vehículos lanza-agua.
Estos incidentes entorpecieron el tránsito de vehículos en el sector, que de todas maneras era menos denso que en una jornada normal. Además, numerosas empresas adelantaron la salida de sus empleados, en medio de anuncios de sindicatos de conductores del transporte público de que por seguridad procedieran a retirar de las calles sus vehículos.
El presidente de la CUT, Arturo Martínez, que calificó la jornada como un éxito, aseguró que a partir de este día Chile será distinto y presentó un recurso de amparo en favor de los detenidos en un Juzgado de Garantía.
La casi totalidad de los detenidos fueron acusados sólo de desórdenes en la vía pública, por lo que sólo arriesgan el pago de una multa, salvo algunos individuos que fueron sorprendidos con armas de fuego.
Si bien por la mañana la manifestación ha estado caracterizada por la actitud pacífica de sus asistentes, según avanzaba la jornada la situación se ha recrudecido. Grupos de encapuchados lanzaron bombas incendiarias contra los policías.
Los conflictos se originaron porque el Gobierno previamente no había autorizado las marchas. Un hecho que provocó las quejas la vicepresidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) , que acusó al Gobierno de haber generado un clima de conflicto al impedir las marchas.
Las fuerzas policiales impidieron el avance de los manifestantes con gases lacrimógenos y vehículos lanza-agua.
Estos incidentes entorpecieron el tránsito de vehículos en el sector, que de todas maneras era menos denso que en una jornada normal. Además, numerosas empresas adelantaron la salida de sus empleados, en medio de anuncios de sindicatos de conductores del transporte público de que por seguridad procedieran a retirar de las calles sus vehículos.
El presidente de la CUT, Arturo Martínez, que calificó la jornada como un éxito, aseguró que a partir de este día Chile será distinto y presentó un recurso de amparo en favor de los detenidos en un Juzgado de Garantía.
La casi totalidad de los detenidos fueron acusados sólo de desórdenes en la vía pública, por lo que sólo arriesgan el pago de una multa, salvo algunos individuos que fueron sorprendidos con armas de fuego.