jueves, 29 de enero de 2009

Sigue la especulación urbanistica


Señoras y señores del Ayuntamiento de Monforte del Cid, representantes políticos que han de velar para que no se especule con las casas de sus ciudadanos, gracias, por permitirnos vivir en el sitio que ha sido de nuestra familia durante mas de cien años. Nos sentimos profundamente manipulados y defraudados por la actitud que han mantenido con nosotros.

Nos sentimos considerados, ciudadanos de segunda, sin derechos, enfrentados a ciudadanos de primera: especuladores urbanísticos y ustedes. Han convertido nuestra intimidad en un infierno durante largos años. Nos hemos visto amenazados en nuestro derecho a una vivienda digna (que poseíamos) y que ustedes nos han arrebatado.

Los 40.000 euros que hemos recibido de los urbanizadores por una casa en la que vivimos tres familias, 170 pinos, algunos centenarios, agua propia, once mil metros cuadrados de propiedad etc. , y la parcela de 3.000 metros en indiviso que no se puede vender ni se urbaniza, no nos permite adquirir ni un piso de segunda mano en el extrarradio de su pueblo.

Entendemos que han dedicado muchos esfuerzos en abaratar el camino a los urbanizadores pasando por encima de los verdaderos propietarios de la tierra. Agradezco a los urbanizadores su talante duro, prepotente, y avasallador con las personas que no accedieron al precio que imponían.

Agradezco así mismo a notarios y registradores de la propiedad por permitir que escrituras y propiedades cambien de manos sin autorización de los auténticos propietarios de la tierra.

Por último, agradezco al señor Secretario del Ayuntamiento de Monforte del Cid su cambio tan profundo al hablar por primera vez con dos profesionales de la abogacía y el urbanismo, que realmente están defendiendo nuestros derechos.

Señor secretario mi queja que tanto le molesta a usted oír sigue siendo la misma: nuestro patrimonio, nuestra vida (la noria) nos ha sido arrebatada por los promotores de este polígono industrial y luego se la han regalado a ustedes. Amenazas encubiertas sobre la posibilidad de echarnos esconden injusticias. Seguimos aquí porque nos han negado el derecho de comprarnos otra casa y esta es nuestra única vivienda.