lunes, 17 de diciembre de 2007

Un concejal de falange dice que se liara a tiros con quien vaya a quitar la estatua de Carrero


Falangistas de distintas partes del país se reunieron ayer delante del monumento de Carrero Blanco en Santoña. El anfitrión fue Leoncio Calle Pila, único concejal del falangismo “tradicional” en España. En su casa, junto a la camisa azul, guarda una escopeta de cinco tiros, con la que ha prometido defender la estatua al ex presidente franquista, amenazado por la Ley de Memoria Histórica.

Es un sábado cualquiera y el reloj marca las once de la mañana. Una fina llovizna cae sobre Santoña, un pueblo cántabro de 12.000 habitantes. El concejal Leoncio Calle y su camarada Valeriano Pérez Sánchez, líder de la sección local del Movimiento Falangista de España (MFE), caminan alrededor de la estatua levantada en homenaje a otro santoñés: el almirante Luis Carrero Blanco, “hijo predilecto de este pueblo”, un título asignado por las autoridades locales en 1967 y que hasta ahora nadie se ha atrevido a modificar.


Ambos falangistas admiten que el futuro de este monumento está en peligro debido a la Ley de la Memoria Histórica, a punto de publicarse en el BOE y en la que se ordena eliminar los vestigios del franquismo. Si bien la alcaldesa Puerto Gallego (PSOE) ha asegurado a la prensa local que no lo quitará de su actual emplazamiento, la primera edil se ha mostrado partidaria de dotarle de un nuevo simbolismo, para lo que contaría con los votos suficientes en el Consistorio. “No se lo vamos a consentir, ni eso ni ninguna otra mariconada”, responde Leoncio Calle.


El concejal falangista se emociona cada vez que recuerda la figura de Carrero Blanco, a quien conoció a bordo del yate Azor, la primera embarcación de Francisco Franco. El ahora edil realizó allí buena parte del servicio militar y llegó a servirle copas al dictador y a su delfín, asesinado hace 34 años por la banda terrorista ETA. De hecho, Calle, que ocupaba una banca de edil cuando el coche de Carrero voló por los aires, fue uno de los cargos públicos santoñeses que poco después de aquel atentado acudieron a Madrid para pedir que se levantara un monumento al hasta entonces presidente del Gobierno.
En ese contexto, el MFE aprovechará sus fuerzas en el pueblo cántabro para evitar cualquier modificación en torno al monumento a Carrero. “Si quieren tirarlo, primero tendrán que matarme”, advierte el edil. Mientras, su compañero Valeriano Pérez Sánchez destaca que los falangistas santoñeses intentarán “por todos los medios que aquí nadie toque nada, ni el actual Gobierno del PSOE ni ningún otro”.


El edil Leoncio Calle asegura que “no hay cojones” para derribar el monumento de exaltación a Franco. Y en caso de que los haya, reclama que “no lo derriben por la noche, a escondidas de la gente. Que vengan y lo hagan de día”.


Sostiene que el monumento “se quedará donde está y como está” y advierte que los que intenten modificarlo o quitarlo de su ubicación actual “se llevarán mil hostias”. “Y si hace falta, habrá tiros”, añade irritado.
De hecho, asegura que en su casa tiene “una escopeta de cinco tiros”, aunque “si se necesitan armas, ya se harían las gestiones”. A su lado, el presidente falangista local asiente con la cabeza y asegura que podrían conseguir pistolas con relativa facilidad. “Enseguida te haces con un arma”, apostilla.