martes, 3 de junio de 2014

15M + PODEMOS = 0. La ropa vieja política nos queda chica

Cádiz es de nuevo la provincia más abstencionista del país, con el 62,37% de abstención en las últimas elecciones europeas. Esta vez no se ha superado el récord olímpico del 65,66% en 2009, pero la gente ha demostrado que, al contrario que en los deportes, en éste caso lo importante es no participar, y han pasado olímpicamente de legitimar la estafa electoral con su participación.

Los poderosos ya están acostumbrados. Tienen la cara tan dura que no les duelen estas bofetadas sin mano. Como las muñecas rusas, la minoría privilegiada se esconde tras la minoría gobernante, a su vez escondida tras un electorado minoritario. El PP ha obtenido un respaldo del 18%, se van acercando al gobierno fascista de El Salvador, que llegó a gobernar con el respaldo del 2% del censo.

Pero en éste caso hay una novedad, la irrupción de un partido recién nacido que ha pegado el estirón en sólo cuatro meses sin estructuras ni dinero. Podemos... coger un sillón, y efectivamente, el que puede, puede, puede, puede y puede, y han cogido cinco.

Pero ¿que se puede hacer con cinco sillones, cinco, aparte de lo que rima?. Los impulsores de la candidatura hablan de construir una nueva mayoría y conquistar el poder. ¡Podemos... ser poderosos, basta con recuperar la ilusión política!

Este ejercicio de ilusionismo político ha puesto nerviosos a los voceros del poder, no en vano saben que sacar un conejo de la chistera es el truco infalible. Ya lo usó Suarez al legalizar al PCE para vestirse de demócrata, y Felipe al prometer el cambio para darnos el cambiazo. Cambiamos ilusión por la entrada en la OTAN, empleo y vivienda precarios, privilegios fiscales para los pudientes, terrorismo de estado... y corrupción.

La ilusión precede a la desilusión, pero el truco se repite cíclicamente cuando los magos de la política han mangado tanto que ya no pueden sacar nada de la manga sin que se le escapen los sobres tan hábilmente (y vilmente) escamoteados al público.

En esta reencarnación ha influido nuevamente un nuevo espíritu, la creencia ilusionada en Podemos. El mágico truco del voto otra vez, similar al efecto huracán de las alas de mariposa.

Se supone que una amalgama espontanea de excluidos puede acceder a la política desde la calle. El sueño americano, de la nada a la casa blanca. El caldo de cultivo perfecto fue el 15M. A las iniciales e inequívocas señas de identidad, “No nos representan” y “No hay pan para tanto chorizo”, los politiquillos infiltrados añadieron otra que fue el final del 15M “Vota partidos pequeños”.

Esto entra en contradicción con los impulsos del 15M; estructura en red, sin representantes, sin consensos, interesada en los asuntos públicos pero no en la política.

Pero no se vacunó el movimiento contra el virus de la política. Esa es precisamente la aportación del anarquismo, con el que el 15M tiene muchas cosas en común. Se puede considerar anarquizante gran parte de ese movimiento, esencialmente antipolítico.

Las candidaturas políticas, al contrario, NO NOS REPRESENTAN; batalla electoral, entrada en las instituciones, representación y personalismo político han sido rechazados en masa. Pero a la hora de las elecciones, nos sirven en bandeja la participación en política como única supervivencia posible de los valores del 15M, de los que a continuación se reniega en aras del posibilismo para hacernos tragar, que es lo único posible.

Y habrá que tragar con gobiernos de coalición tripartita como menú del día. Este plato de mal gusto está a medio cocinar, y eso que sólo es un refrito de izquierdas para todos los públicos. Supuestamente consume menos y va a evitar el colapso del capitalismo sin tocar ninguno de sus pilares fundamentales. Política light contra el colesterol acumulado. Sus resultados ya se conocen.

En Brasil apalearon al Movimiento de los Sin Tierra tras servirse de ellos para llegar al poder, y los han dejado sin tierra y apaleados. La disminución de la pobreza se ha conseguido arrasando el Amazonas para no tocar los intereses de la oligarquía, y a eso le llaman crear riqueza.

En Uruguay sacaron de la cárcel a los Tupamaros y los pusieron en el gobierno porque eran los únicos políticos que no estaban corrompidos, ya que estuvieron décadas enceldas de aislamiento. El resultado es un presidente honrado, que te dice claramente que no puede hacer nada, y a la vista está. Uruguay es un paraíso fiscal donde los terratenientes no pagan impuestos, y se permiten un presidente filósofo como lujo cultural.

Y el gran referente de la izquierda, la revolución bolivariana del comandante Chavez, muestra claramente como capitalismo y comunismo son las dos caras de la misma moneda, el autoritarismo. Como decía JK Galbraith, en el capitalismo unos explotan a otros, y en el comunismo es al revés, los otros explotan a los unos. Copar el poder y hacer un reparto clientelista del dinero público es la forma más elemental de política, y se llama dictadura. Es lo que comparten los capitalistas y los comunistas, su adhesión inquebrantable al principio de autoridad, mejor la dictadura que la anarquía.

Tras la caída del muro de berlín y de los ídolos sovieticos, chinos, cubanos y albaneses, sus adeptos se han reciclado como defensores de derechos humanos, ecologistas, sindicalistas o lo que sea. La bancarrota ideológica de la izquierda paradojicamente ha beneficiado a trostkystas como los de Izquierda Anticapitalista, que se creen libres de culpa en el fracaso del comunismo por el asesinato de Trotsky.

Otra característica de los troskos es su entrismo, infiltración en partidos y movimientos sociales, para controlarlos desde dentro. Por ejemplo, la doble militancia de 600 troskos infiltrados en el PSOE durante décadas, tras la que hicieron público que se pasaban al PSOE porque ya habían conseguido sus objetivos (colocarse bien). De casta le viene al galgo, y los políticos de casta forman casta, la famosa casta de los descastados que se pasan al politiqueo.

El discurso contra la casta ha sido elevado a la categoría de leit motiv de la nueva izquierda, neocasta de políticos similar a la del cambio de chaquetas de la transición. En la CNT los conocemos, también ha habido infiltrados troskos, pero aquí no les sirven sus tácticas habituales de lucha sectaria para dominar las asambleas, porque la CNT es asamblearia. La asamblea es soberana y decide.

Una asamblea no es un órgano de estilo asambleístico controlado por grupos de poder, donde la gente no habla porque la camarilla ya tiene decidido todo. Una asamblea no es eso porque a eso no va nadie, por la misma razón que nadie va a votar; porque son pantomimas donde los aspirantes a trepa hacen sus oposiciones. Y por eso los estrategas de la izquierda están interesados en el anarquismo, desde Alfonso Guerra al troskysta Carlos Taibo. Coinciden en la necesidad de utilizar valores anarquistas para revestir el discurso ideológico de la izquierda, hueco tras el asesinato de Marx en el PSOE y el de Trostky por Stalin.

Una nueva generación de amigos de la público, por no decir de lo ajeno, reaparece desde las tinieblas de la historia confiando en que nadie se acuerde de ellos para volver a vender la misma moto; la participación en política es ineludible, y TU tienes que votadme a MI.

Muchos pueden ceder al chantaje. No es que los excluidos de la sociedad sean partidarios de los partidos políticos, es que aspiran a mejorar cuando haya una vuelta de tortilla, pero entre vuelta y vuelta de la tortilla se nos va la vida y nada cambia. Tras 38 años de dictadura fascista, ya van 36 años de democracia neoliberal, la estructura política está más podrida que la osamenta del monarca, y la única solución que los políticos proponen es contrarrestar el escepticismo con caras nuevas para hacer pasar la experiencia por prejuicio. Solución, que pase el siguiente ilusionista. Vamos a darle la oportunidad a estos chavales nuevos que parecen honrados, total, peor no vamos a estar. Pasen y vean, no hay cuentas en Suiza, nada por aquí, nada por allí, y ¡abracadabra!, vuelta a empezar.

Me matan si no voto, y si voto me matan. Pues que recuerden las palabras de Einstein; NO PODEMOS resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos.

Extraído de la publicación mensual Cádiz Libertaria Nº48 Junio 2014