Cádiz es de nuevo la
provincia más abstencionista del país, con el 62,37% de abstención
en las últimas elecciones europeas. Esta vez no se ha superado el
récord olímpico del 65,66% en 2009, pero la gente ha demostrado
que, al contrario que en los deportes, en éste caso lo importante es
no participar, y han pasado olímpicamente de legitimar la estafa
electoral con su participación.
Los poderosos ya están acostumbrados. Tienen la cara tan dura que no les duelen estas bofetadas sin mano. Como las muñecas rusas, la minoría privilegiada se esconde tras la minoría gobernante, a su vez escondida tras un electorado minoritario. El PP ha obtenido un respaldo del 18%, se van acercando al gobierno fascista de El Salvador, que llegó a gobernar con el respaldo del 2% del censo.
Pero en éste caso hay
una novedad, la irrupción de un partido recién nacido que ha pegado
el estirón en sólo cuatro meses sin estructuras ni dinero.
Podemos... coger un sillón, y efectivamente, el que puede, puede,
puede, puede y puede, y han cogido cinco.
Pero ¿que se puede hacer
con cinco sillones, cinco, aparte de lo que rima?. Los impulsores de
la candidatura hablan de construir una nueva mayoría y conquistar el
poder. ¡Podemos... ser poderosos, basta con recuperar la ilusión
política!
Este ejercicio de
ilusionismo político ha puesto nerviosos a los voceros del poder, no
en vano saben que sacar un conejo de la chistera es el truco
infalible. Ya lo usó Suarez al legalizar al PCE para vestirse de
demócrata, y Felipe al prometer el cambio para darnos el cambiazo.
Cambiamos ilusión por la entrada en la OTAN, empleo y vivienda
precarios, privilegios fiscales para los pudientes, terrorismo de
estado... y corrupción.
La ilusión precede a la
desilusión, pero el truco se repite cíclicamente cuando los magos
de la política han mangado tanto que ya no pueden sacar nada de la
manga sin que se le escapen los sobres tan hábilmente (y vilmente)
escamoteados al público.
En esta reencarnación ha
influido nuevamente un nuevo espíritu, la creencia ilusionada en
Podemos. El mágico truco del voto otra vez, similar al efecto
huracán de las alas de mariposa.
Se supone que una
amalgama espontanea de excluidos puede acceder a la política desde
la calle. El sueño americano, de la nada a la casa blanca. El caldo
de cultivo perfecto fue el 15M. A las iniciales e inequívocas señas
de identidad, “No nos representan” y “No hay pan para tanto
chorizo”, los politiquillos infiltrados añadieron otra que fue el
final del 15M “Vota partidos pequeños”.
Esto entra en
contradicción con los impulsos del 15M; estructura en red, sin
representantes, sin consensos, interesada en los asuntos públicos
pero no en la política.
Pero no se vacunó el
movimiento contra el virus de la política. Esa es precisamente la
aportación del anarquismo, con el que el 15M tiene muchas cosas en
común. Se puede considerar anarquizante gran parte de ese
movimiento, esencialmente antipolítico.
Las candidaturas
políticas, al contrario, NO NOS REPRESENTAN; batalla electoral,
entrada en las instituciones, representación y personalismo político
han sido rechazados en masa. Pero a la hora de las elecciones, nos
sirven en bandeja la participación en política como única
supervivencia posible de los valores del 15M, de los que a
continuación se reniega en aras del posibilismo para hacernos
tragar, que es lo único posible.
Y habrá que tragar con
gobiernos de coalición tripartita como menú del día. Este plato de
mal gusto está a medio cocinar, y eso que sólo es un refrito de
izquierdas para todos los públicos. Supuestamente consume menos y va
a evitar el colapso del capitalismo sin tocar ninguno de sus pilares
fundamentales. Política light contra el colesterol acumulado. Sus
resultados ya se conocen.
En Brasil apalearon al
Movimiento de los Sin Tierra tras servirse de ellos para llegar al
poder, y los han dejado sin tierra y apaleados. La disminución de la
pobreza se ha conseguido arrasando el Amazonas para no tocar los
intereses de la oligarquía, y a eso le llaman crear riqueza.
En Uruguay sacaron de la
cárcel a los Tupamaros y los pusieron en el gobierno porque eran los
únicos políticos que no estaban corrompidos, ya que estuvieron
décadas enceldas de aislamiento. El resultado es un presidente
honrado, que te dice claramente que no puede hacer nada, y a la vista
está. Uruguay es un paraíso fiscal donde los terratenientes no
pagan impuestos, y se permiten un presidente filósofo como lujo
cultural.
Y el gran referente de la
izquierda, la revolución bolivariana del comandante Chavez, muestra
claramente como capitalismo y comunismo son las dos caras de la misma
moneda, el autoritarismo. Como decía JK Galbraith, en el capitalismo
unos explotan a otros, y en el comunismo es al revés, los otros
explotan a los unos. Copar el poder y hacer un reparto clientelista
del dinero público es la forma más elemental de política, y se
llama dictadura. Es lo que comparten los capitalistas y los
comunistas, su adhesión inquebrantable al principio de autoridad,
mejor la dictadura que la anarquía.
Tras la caída del muro
de berlín y de los ídolos sovieticos, chinos, cubanos y albaneses,
sus adeptos se han reciclado como defensores de derechos humanos,
ecologistas, sindicalistas o lo que sea. La bancarrota ideológica de
la izquierda paradojicamente ha beneficiado a trostkystas como los de
Izquierda Anticapitalista, que se creen libres de culpa en el fracaso
del comunismo por el asesinato de Trotsky.
Otra característica de
los troskos es su entrismo, infiltración en partidos y movimientos
sociales, para controlarlos desde dentro. Por ejemplo, la doble
militancia de 600 troskos infiltrados en el PSOE durante décadas,
tras la que hicieron público que se pasaban al PSOE porque ya habían
conseguido sus objetivos (colocarse bien). De casta le viene al
galgo, y los políticos de casta forman casta, la famosa casta de los
descastados que se pasan al politiqueo.
El discurso contra la
casta ha sido elevado a la categoría de leit motiv de la nueva
izquierda, neocasta de políticos similar a la del cambio de
chaquetas de la transición. En la CNT los conocemos, también ha
habido infiltrados troskos, pero aquí no les sirven sus tácticas
habituales de lucha sectaria para dominar las asambleas, porque la
CNT es asamblearia. La asamblea es soberana y decide.
Una asamblea no es un
órgano de estilo asambleístico controlado por grupos de poder,
donde la gente no habla porque la camarilla ya tiene decidido todo.
Una asamblea no es eso porque a eso no va nadie, por la misma razón
que nadie va a votar; porque son pantomimas donde los aspirantes a
trepa hacen sus oposiciones. Y por eso los estrategas de la izquierda
están interesados en el anarquismo, desde Alfonso Guerra al
troskysta Carlos Taibo. Coinciden en la necesidad de utilizar valores
anarquistas para revestir el discurso ideológico de la izquierda,
hueco tras el asesinato de Marx en el PSOE y el de Trostky por
Stalin.
Una nueva generación de
amigos de la público, por no decir de lo ajeno, reaparece desde las
tinieblas de la historia confiando en que nadie se acuerde de ellos
para volver a vender la misma moto; la participación en política es
ineludible, y TU tienes que votadme a MI.
Muchos pueden ceder al
chantaje. No es que los excluidos de la sociedad sean partidarios de
los partidos políticos, es que aspiran a mejorar cuando haya una
vuelta de tortilla, pero entre vuelta y vuelta de la tortilla se nos
va la vida y nada cambia. Tras 38 años de dictadura fascista, ya van
36 años de democracia neoliberal, la estructura política está más
podrida que la osamenta del monarca, y la única solución que los
políticos proponen es contrarrestar el escepticismo con caras nuevas
para hacer pasar la experiencia por prejuicio. Solución, que pase el
siguiente ilusionista. Vamos a darle la oportunidad a estos chavales
nuevos que parecen honrados, total, peor no vamos a estar. Pasen y
vean, no hay cuentas en Suiza, nada por aquí, nada por allí, y
¡abracadabra!, vuelta a empezar.
Extraído de la publicación mensual Cádiz Libertaria Nº48 Junio 2014